Metamorfosis de los alimentos
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Metamorfosis de los alimentos

Fundación TAE/Museo Amparo



Fundación TAE nos invitó a generar un proyecto digital que nos haga reflexionar sobre nuestros desechos. Descubrimos con ello que en nuestra práctica se ha ido desdibujando la idea de la basura. Recolectamos en nuestro proceso historias que muestran cómo nos hemos ido transformando con nuestros alimentos.


Entendimos también que este proyecto debía ser colectivo y que teníamos que hacerlo entre todxs, por ello es que invitamos a unirse, a compartir las ideas o las formas que conozcan para no generar desechos y cuidar de la tierra desde la vida cotidiana. Aquí presentamos una parte de los descubrimientos del proyecto.


Compartan con nosotrxs en @metamorfosis_alimentos sus prácticas, de esta forma no solo generamos la posibilidad de un mundo más cercano a los ciclos naturales sino que tendremos un repositorio colectivo de la diversidad de formas regenerativas de habitar el mundo.


Reflexiones en torno al proyecto 


¿A quién le conviene que sigamos produciendo desechos?

Los productos empaquetados son procesados bajo un marco industrial, en donde la calidad de los alimentos se mide por su apariencia estética y peso, la gran mayoría de las veces inflado con agua, y pocas veces por su valor nutritivo.

La homogeneización de nuestro sistema de producción no solo promueve un mayor consumo a menor provecho, si no que nos enseña una visión de nuestra comida como producto unidimensional e inerte, alejada del sistema en el que alguna vez surgió. Si entendemos la comida como parte de un sistema de relaciones en su nicho y entendemos su plasticidad de usos, podemos re-conocerla como el origen de nuevas relaciones.

La autonomía alimentaria, nos concientiza de nuestro desechos, tirarlos es desperdiciar una fuente de abundancia y nutrientes. Diversificar los usos es rebelarse en contra de un sistema que promueve la especialización, la homogeneización y la desconexión con la tierra.


Aprendimos a  resistir desde la vida cotidiana.


¿Cómo logramos des-jerarquizar una planta?

Nos hemos dado cuenta que vivimos en una sociedad que tiende a jerarquizar, especializar y desconectar los objetos de sus relaciones. Sabemos que esa mirada, esa forma de vivir la hemos impuesto también a nuestra relación con las plantas.

Entendimos que la acción de nombrar las partes de una planta, es una forma de dar importancia a cada una de sus partes y con ello comprender el sistema que involucra una planta así como la diversidad que emana de sí misma, dejando el termino “basura” de lado.


Aprendimos cómo la diversidad del lenguaje está entrelazada con la diversidad de usos de una sola planta.


¿Cómo hemos medido la duración de los alimentos?

Entendemos el tiempo de manera lineal, lo que nace luego muere, se marca el principio y el fin. Esta mirada tiene muchas limitaciones, hasta podríamos decir que parece errónea.

Si observamos de cerca la naturaleza nos damos cuenta que en ella, no existe un principio ni un fin, todo resulta un constante movimiento cíclico de transformaciones para la preservación de la vida.

Al formar parte de esa naturaleza sería conveniente escucharla y articular nuestras acciones en coherencia con ella, manteniendo al centro la reproducción de la vida. Desde esa mirada, la basura evoca una término ajeno a la celebración de la vida, ya que en realidad no existe nada que tenga un fin.

A lo largo de la historia, la humanidad ha entendido las transformaciones que genera el tiempo en nuestros alimentos, hasta ha jugado con ellas, ha aprendido de ellas. Dejemos de de ver el fin y empecemos a ver las transformaciones.


En este proceso aprendimos que el tiempo no "echa a perder", genera diversidad y vida.


¿Por qué excluimos a la vida cotidiana como fuente de transmisión de conocimiento?

Culturalmente se nos ha impuesto discursos dominantes en espacios inamovibles con personas específicas que transmiten el conocimiento.

Cuando empezamos este proyecto, durante un fin de semana en familia, surgieron ideas, recuerdos, practicas, acciones que nos fuimos compartiendo; con tan solo escuchar y reflexionar en convivencia ya teníamos un gran repertorio.


Aquí aprendimos que el conocimiento está presente en todos los espacios que habitamos y puede darse desde la horizontalidad, la convivencia y el bien-estar.


Ayate - Milpa Alta
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